La herbolaria, herboristería o herbología, son sinónimos
para definir a una parte de la botánica que nos habla del estudio de las
propiedades de las plantas y de sus usos como medicina.
Hablando un poco de la historia,
tanto las mujeres como los hombres, en su afán de ayudar a la sanación de
alguna persona enferma, inician con el conocimiento de las plantas. En el caso
de las mujeres, su necesidad por mejorar el dolor en los trabajos de parto las
hace más proclives a buscar los elementos necesarios para estos trances. Además
de los dolores de menstruación y de que ellas atendían a los menores y
enfermos. Los hombres y mujeres mayores de las tribus, al no ser cazadores ni
recolectoras por su avanzada edad, tenían la posibilidad de estar observando.
Lo que les permitió conocer como los animales optaban por ciertos elementos
vegetales y otros no eran consumidos. De ahí que la gente mayor fueran los
chamanes de sus tribus, ellos heredaban a quienes eran más aptos para observar
a la naturaleza sus hallazgos. Así se pasó de unos a otros los conocimientos,
aumentando cada vez más los saberes que han llegado hasta nuestros días. Muchas de estas sapiencias no han sido
escritas, sino transmitidas de generación en generación. Los conoces cuando
estas con la gente en sus poblados, cuando conoces sus tradiciones y te confían
el secreto por alguna razón, generalmente porque caes enfermo. Las tradiciones
herbolarias, son parte de la magia de los pueblos, se entrelazan con
observaciones astronómicas, con signos celestiales y días de la semana. Al
formar parte de la naturaleza, ésta parte de la ciencia se transforma en un
elemento complejo donde toma parte el ecosistema, las estaciones del año, el
movimiento de rotación, las horas del día, la parte de la planta y la forma de
aplicarla. Nada simple para aquellos que piensan que las yerberas son gente
inculta. Ellos han sido llamados “Chamanes” y respetados por sus conocimientos,
pero también han sido llamados “Brujos” (mujeres y hombres sabios), aunque en su ignorancia, el
vulgo los llama así de manera despectiva. En otros lugares las llaman yerberas,
santeras, herboristas en fin, la lista es larga y la definición más acertada es
de personas sabias.
Las plantas en su generalidad
presentan de abajo hacia arriba: raíz,
tallo, hojas, flores y frutos. Las formas de esto son muy variables y en
algunos casos no existen, pero lo indicaremos con cada planta que veremos.
La colecta, de manera general se
debe realizar cuando las cantidades de savia (nutriente de la planta que
circula en su interior como nuestra sangre), se encuentran en su máximo. Por
tanto, la colecta de plantas se deberá realizar en luna llena. No todos los casos son iguales, pero cuando
sea de manera distinta se indicará debidamente.
Colecta
Para cada parte de la planta
existe un tiempo:
La flor: al inicio de la
floración que es cuando hay más nutrientes.
Las hojas: pueden ser antes o
durante la floración
La raíz: en el inicio de la
primavera o en el otoño. En la primavera tienen todos los nutrientes
almacenados para crecer y dar origen a
las flores y frutos. En el otoño, tienen una gran reserva para mantenerse
durante el invierno.
Los frutos: deben recogerse
durante el tiempo de maduración que es cuando ya se encuentra toda la
substancia activa.
Para su colecta, deben además
observarse los siguientes puntos:
-Como personas pensantes y
educadas, debe pedirse permiso a la planta para tomar alguna de sus partes,
ellas amablemente las ofrendarán para aquellos que así lo soliciten. El respeto,
es una gran herramienta para la sanación.
-La planta seleccionada debe
estar libre de insectos, manchas u otros elementos diferentes a la planta en
resumen, debe ser una planta sana.
-Debe colectarse en días
soleados, sin la humedad del rocío y sin que ellas se encuentren húmedas.
-Se toma de la planta únicamente
lo que es necesario y en esa cantidad también. No se deben arrancar de raíz, ni
maltratarlas. Las plantas a colectar, deben ser de jardines libres de productos
químicos o alejados de plantíos donde se empleen herbicidas y fertilizantes
químicos. No se colecta de lugares cercanos a carreteras o en camellones, donde
el tránsito vehicular llena con su humo las plantas a colectar. Al respecto les comento que, a pesar de que
algunas personas lo ha hecho, la planta no acumula estos elementos en las
flores y frutos, pero lo mejor es no hacerlo.
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